Por Dolores García.
Revista Uno Mismo
Es tan fácil perdernos y olvidarnos de nuestras prioridades, acostumbrarnos a la sensación de vacío y a la compulsión por actuar.
Nuestros hijos con sus actitudes vienen a recordarnos ese vacío y hacernos un llamado de atención por nuestra ausencia con ellos. Pero en vez de captar el mensaje, nos llenamos de culpas por no estar, los llenamos de regalos por nuestra falta de tiempo y atención. Misma, que justificamos como medio de satisfacer sus necesidades y darles la vida plena que queremos para ellos. Pero, desde la plenitud material que consideramos nosotros y nuestra sociedad como importante.
Pero, ¿alguien se ha detenido a preguntarles si eso es lo que realmente necesitan, cuál es la mejor vida para ellos, si cambiarían vacaciones en Disney, por tiempo con nosotros?.
La mayoría dirá que no es necesario, porque no tienen la madurez para decidir por sí mismos y saber lo que es bueno, nosotros en cambio, si sabemos lo que necesitan. Porque somos adultos y tenemos experiencia,…. Porque nos hemos visto muy exigidos por la sociedad y deseamos que nuestros hijos puedan ser exitosos y tengan herramientas,… porque en el futuro si les van a exigir,…. porque quiero que tengan lo que no tuve y realicen lo que no me atreví a realizar…. La filosofía del YO – YO.
Otros dirán mejor no, no vayan a pedirnos más tiempo y tengamos que cumplirlo o exijan más presencia y atención de nuestra parte y no sepamos qué hacer con ella… y más grandes negociar…mejor no,…. Y si nos lega a sobrar el tiempo y vemos nuestro vacío, nuestra compulsión, nuestros dolores del pasado,….realmente mejor no.
Tenemos tantas justificaciones y han visto algo más maravilloso que la reacción de un hijo cuando escucha tu voz o tus pisadas al llegar a casa?. Esa carita y amor no se compra y es para uno,… es para ti. ¿No es lo que tu también necesitas, estar con él-ella y estar contigo?.
Hagámosla perdurar, creer, tener fe y dejémonos al menos unas horas al día para ellos y para nosotros mismos… sin excusas,… y con toda nuestra atención,… ya que el principal ingrediente para un hijo feliz y exitoso somos nosotros.